Feria de San Quintin. Tralapeña en un rincón del Cantábrico

Se adentraría en el fondo del bosque,
tras la cajigonas y la hayas, pues allí se jallan las
varas mas gordas de avellano, catate que oyó tocar un bigarú,
fuesé detras del son y,

apartao, apartao tras alguna braña, estaba un enanucu. Que te he llamao yo atontao, le dijo el enanucu, y pa que me has llamao,
pa concederte un deseo,

pues con que fuera a mío lo que a renta y en apercería llevo,
y dos tantos más pa vivir, salu pa hacer zonchos y adrales,

soy el hombre más felíz del mundo con ello o sin ello,
pero aliviaría la fatiga del monte.

coge de la topera un pocu de tierra y cuando llegues a
casa metela debajo de la almohaa,

Al depertar al otro día con el sol, ve que la tierra de debajo
de la almohada se habia convertido en ochentines y onzas de oro.

empezó a echar cuentas, y !más de mil!

entre unas y otras.
Comprose trajes, aperos nuevos y modenos

todas la mozas le perseguían bien comido y bien trajeao, pero SEGUIA SIENDO EL MISMO.

Buen mozú, TRABAJADOR Y HONRAO como cuando era pobre...

Con el permiso del Sabor de la Tierruca. JM Pereda.